jueves, 5 de agosto de 2010

Revolución.com

Los años pasan, las generaciones cambian y vamos creciendo. Aprendemos que todo se transforma, que nada es para siempre, que todo se renueva. Descubrimos nuevas formas, nuevos caminos para hacer y deshacer, para crear y destruir. La globalización acelerada por el mundo de las redes nos está llevando a increíbles avances antes inimaginables, tanto que ahora es posible enterarse de todo lo que sucede en nuestro planeta a través de un solo click, en segundos la información llega a nuestras manos y se difunde por una cadena que parece no tener límites llamada Internet.

Por primera vez en años, el periodismo tradicional o clásico destinado a las grandes plumas ya no es el mismo, se ve amenazado por un periodismo más ágil y dinámico, más simple y eficaz. Internet ha abierto las puertas para desarrollar nuevas maneras de informar, que parece acabará con el obsoleto periodismo de antaño impreso en papel. Nuestro planeta gira cada vez más rápido, en un abrir y cerrar de ojos lo presente ya es cosa del pasado, hasta que un día, quién sabe, despertemos en un mundo paralelo o realidad virtual.

Cuando era pequeño sentía cierto rechazo hacia los medios impresos y el diario El Comercio se me aparecía como un gigante de hojas de papel interminables que los adultos leen para estar informados. Jamás imaginé que unos 10 años después podría leer cualquier diario del mundo en un aparato más pequeño que una mano llamado Ipod, haciendo de las labores de información más dinámicas y actualizadas. No lees las noticias del ayer, lees las que suceden al instante. También se puede ser partícipe del mundo de las noticias mediante Twitter o las páginas de algunos diarios que permiten la publicación de artículos libremente.

Los grandes medios de comunicación, tanto cadenas de televisión como emisoras radiales y diarios, apuestan actualmente por los nuevos medios digitales, facilitando que la información llegue a más personas, y sobre todo despertar el interés de los más jóvenes; seguramente saben que en un futuro cercano ellos serán parte de las nuevas generaciones y las antiguas maneras de informar quedarán en el pasado.

Un buscador con millones de posibilidades como Google, un canal en el que puedes ver y subir videos de cualquier parte del mundo como Youtube, un club de amistad en el que ya no existe privacidad y todo se hace público como Facebook y una tienda virtual con un catálogo de recomendaciones y comentarios de alcance global llamada Amazon. Estos nuevos medios que van en aumento son las mejores armas del mundo.com., que parece no tener límites.

Y el perro dejó de ser el mejor amigo del hombre, ahora Internet es parte de nuestras vidas, ya sea en el celular, en el hogar, tomando un café en Starbucks o en una cabina buscando información para las tareas del colegio. 16 de las 24 horas del día estamos ligados queramos o no al Internet, si no tienes Messenger no hay forma de hablar con tus amigos, si no tienes Facebook prácticamente no existes y si no tienes Twitter estás en nada o fuera de onda. Yo sigo prefiriendo al perro como el amigo más fiel, pero la sociedad actual nos obliga a estar conectados.

Si uno de cada 4 árboles talados se utiliza para fabricar papel, por qué no pensar en un futuro digital para los libros y diarios. Los escritores y afiebrados lectores seguramente dirán que no hay como el olor de un libro clásico o el placentero manoseo de las páginas con los dedos, pero en menos de lo que se tala un árbol estaremos ante una compleja situación; un mundo bajo el dominio de grandes potencias como EE.UU o China y contaminación ambiental a un grado irreversible que nos hará desear no haber dado muerte a tantos árboles para satisfacer nuestras necesidades de lectura. Esa es la incómoda verdad, como diría Al Gore.

Hace algunos días ví una película llamada “9”, producida por uno de los genios de nuestros tiempos como Tim Burton, en la que dentro del contexto el hombre trata de superar sus propias capacidades científicas y crea una máquina llamada “Cerebro” capaz de pensar y realizar innumerables tareas, llevando luego a una revolución de las máquinas y al fin de la humanidad. Espero que la realidad no se parezca a la película, pero hay cosas que son inevitables, y una de ellas es que ya no se puede vivir aislado de la tecnología, casi al punto de ser dominados, aunque si logramos manejarla correctamente las posibilidades son infinitas.



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